sábado, 21 de septiembre de 2013

DEL VALOR DEVOCIONAL DE LAS RELIQUIAS DE LA PASIÓN


Maudilio Moreno Almenara
 

Si hay una cofradía en Andújar que de forma clara reivindica el valor devocional de las Reliquias de la Pasión, esa es la Vera Cruz. En nuestra cruz de guía figura un titulus crucis, popularmente conocido como “INRI”, muy especial.
 
 
La cruz es portada cada año de nuestra Estación de Penitencia durante la tarde noche del Domingo de Ramos, escoltada por dos faroles y tras el muñidor.

 

A pesar de su sencillez franciscana, la cruz de guía aglutina en sí misma la totalidad de los titulares de la Cofradía: la propia cruz alude al nombre de la corporación veracrucera, el corazón traspasado por la espada del vaticinio de Simeón es el de María Santísima de los Dolores, las cuatro cruces son de San Juan, tienen la forma de la que sirvió de escudo de la Orden de San Juan de Malta. En el reverso, aparece la columna con los flagelos del Santísimo Cristo de la Columna y el titulus, recoge por último el nombre de Jesús Nazareno.
 
 

Pero volviendo al remate de la cruz, es decir el titulus, es un detalle meditado y singular en el que nos detendremos, para explicar su significado y la causa de que aparezca de un modo tan inusual.

 

Se trata de la interpretación completa del fragmento conservado en la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén de Roma, que llama la atención por su posición retrógrada, o lo que es lo mismo, está escrito al revés, es decir, de derecha a izquierda. Fue pintado por nuestro hermano Juan C. Moreno Almenara y está enmarcado en metal plateado por el orfebre sevillano Álvaro Fernández, autor también del resto de la orfebrería de la cruz.
 
 
La reliquia, conservada en Roma, es una tabla de madera de nogal mediterráneo que mide 14 x 25 cms. y pesa 687 gramos. Las letras están pintadas con tinta negra sobre incisiones y tan sólo se conserva una parte de la tablilla original, ya que está cortada en su extremo derecho, cuestión que explicaremos a continuación.

 

La reliquia se venera en la basílica romana desde tiempo inmemorial. Las guerras obligaron a que fuese ocultada durante siglos, siendo descubierta dentro de un muro de la propia iglesia el 1 de febrero de 1492. Varios años después el Papa valenciano Alejandro Borgia la repuso al culto.

 

Aunque en esta basílica se encuentran varias reliquias de la Pasión, destaca el Títulus Crucis o cartel de la cruz entre todas las demás, de hecho en una de sus paredes aparece una inscripción que así lo indica, dando supremacía a esta auténtica pieza arqueológica. 

 

La tabla se encuentra enmarcada dentro de un relicario cuadrangular en cuya parte superior se dispone en una tabula ansata (inscripción con asas) la reconstrucción completa del texto, es decir, el trozo conservado más el otro, hoy perdido.
 
 

Según San Juan Evangelista el letrero que se dispuso sobre la Cruz de Cristo indicaba el delito por el que fue condenado Jesucristo en tres idiomas: “hebreo, latín y griego” (Jn, 19, 20). Sin embargo, en la pieza conservada en Roma, el orden es: hebreo, griego y latín, es decir, no coincide exactamente con el testimonio de Juan. Este hecho otorga mayor veracidad a la reliquia, pues de haber sido una copia medieval se habría respetado el orden mencionado por el Discípulo Amado.
 
 
Por otro lado, se han realizado estudios paleográficos, es decir, del estilo de la caligrafía, que indican que la inscripción en hebreo puede fecharse entre los siglos I al IV d. C., mientras que la inscripción en griego, se data claramente en el siglo I d. C., existiendo otras inscripciones prácticamente exactas en estilo de época del emperador Tiberio, ya que durante su reinado se produjo la ejecución de Jesús.

La tabla fue hallada por Santa Elena en el año 325 d. C. El hecho es relatado por el historiador Sozomeno en los siguientes términos: “...fueron encontradas tres cruces y otro pedazo de leño sobre el cual en color blanco resaltaba escrito en caracteres hebreos, grecos y latinos: Jesús de Nazaret, rey de los judíos...” Posteriormente el Títulus fue dividido en dos mitades, una de ellas fue enviada a Roma -donde se conserva- y la otra fue venerada durante siglos en Jerusalén. Posteriormente, en el año 614 fue trasladada a Bizancio, perdiéndose durante la cuarta cruzada, es decir, en época medieval (MORENO, 2008, 34).
 

 
 

Este tipo de “INRI” no aparece en las representaciones de Cristo de época renacentista o barroca. Tan sólo se conserva en España una pieza del siglo XVIII, bordada en hilo de oro, que es portada por un nazareno en la cofradía de Jesús Nazareno de Cartagena (Murcia), llamada popularmente de “los marrajos”, en la que curiosamente aparece el letrero tal cual se conserva en Roma, es decir, fragmentado.

 

Se trata de una pieza excepcional que claramente reproduce el auténtico Titulus Crucis romano. Se observa que la parte alta, en la que se tendría que haber trascrito la inscripción hebrea, tan sólo incluye unos trazos sin ningún sentido porque quien la interpretó desconocía totalmente cómo representar en este idioma el letrero. 

Aparte de este extraño bordado, las dos únicas imágenes cristífera que en la actualidad tiene un “INRI” similar al original son el Varón de Dolores de la Cofradía del Sol de Sevilla:

 

y la Cofradía Universitaria de Córdoba, con sede en la iglesia de San Rafael. Su crucificado ha sido tallado recientemente por el profesor Miñarro, basándose escrupulosamente para la representación de Jesús Crucificado, en la imagen que aparece en la Sábana Santa de Turín y en otras reliquias de la Pasión, como el Títulus Crucis.   
 
Su impronta, realmente impresionante, ha sido muy polémica por romper con la tradición imaginera andaluza. Se trata de la plasmación material de una investigación muy profunda realizada durante años. Casi como si se tratase de un C.S.I., se han venido realizando estudios tridimensionales sobre la Sábana Santa de Turín y otra reliquia menos conocida: el pañolón de Oviedo, que han dado como resultado diferentes imágenes que el catedrático sevillano viene materializando en su última etapa artística. Una vía que prima el cientifismo frente al idealismo devocional y que independientemente de su proyección artística, es coherente con su tiempo, en el que las tecnologías permiten visualizar imágenes inimaginables hace años. No cabe duda que la polémica está servida por dos razones: la primera por ser una vía novedosa en una trayectoria imaginera marcada por la tradición, con escaso margen a la innovación, y la segunda, por la intención, no menos controvertida, de identificar el hombre de la Sábana Santa con Jesucristo, teniendo en cuenta que a día de hoy no ha sido refrendada oficialmente por la Iglesia, aunque se trate, desde cualquier punto de vista, de una tela excepcional, que lejos de perder vigencia con los estudios científicos, aumenta su valor.

En resumen, los diferentes estudios realizados sobre el Títulus Crucis conservado en Roma, otorgan veracidad a la reliquia, desechando la posibilidad de una falsificación medieval dado que la paleografía es una ciencia reciente, desconocida en el Medievo, por lo que es imposible que la tabla se realizase en el siglo XV siguiendo modelos romanos, griegos y hebreos de la época de Jesús. Toma pues protagonismo el hallazgo de Santa Elena, que pudo identificar la auténtica cruz de Cristo por tener clavado aún el Títulus.

De la Santa Vera (o Verdadera) Cruz se conservan numerosos fragmentos, aunque salvo algunos de cierto tamaño como los de Santo Toribio de Liébana en Cantabria, Caravaca de la Cruz en Murcia o Santa Cruz de Jerusalén en Roma, que tampoco son muy grandes, la mayoría son minúsculas astillas.

 
 
Lignum Crucis de Santo Toribio de Liébana. El más grande del Mundo actualmente conservado

 

Su Santidad Benedicto XVI, revestido con paño humeral, con el Lignum Crucis de Caravaca de la Cruz
 
 
 
Lignum Crucis de la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén en Roma

En determinados casos estas reliquias, incluidas en pequeños relicarios, forman parte de pasos más grandes que procesionan durante la Semana Santa, es el caso entre otros de Valladolid.

 

La Confraternidad de Hermandades de la Vera Cruz posee igualmente una reliquia de la Santa Cruz que procesiona solemnemente la cofradía que cada año realiza la peregrinación anual. El pasado año de 2012 se celebró en nuestra diócesis, en concreto en Vilches, portando la reliquia nuestro Sr. Obispo D. Ramón del Hoyo López con paño humeral como su Santidad Benedicto XVI lo hizo con la Cruz de Caravaca.

 

Muy especial resulta también el culto público que de estas reliquias se hace en algunas cofradías durante sus estaciones de penitencia, como es el caso de la Vera Cruz de Moguer (Huelva), cofradía hermana que actuó como madrina, junto con la Cofradía Matriz de la Virgen de la Cabeza, en la bendición de nuestra amada titular María Santísima de los Dolores y el Discípulo Amado: San Juan Evangelista.

 

Destaca también la Cofradía de la Vera Cruz de Sevilla, que cada Lunes Santo venera públicamente la reliquia del Lignum Crucis, donada en 1944 por D. José Sebastián y Bandarán (ALVAREZ, 1998, 51).

 

El pueblo sevillano, sabedor de la importancia de la reliquia, se acerca a besarla por la calle durante las paradas de la Estación de Penitencia o a tocarla durante su transitar

 Es precisamente el amplio número de estos pequeños fragmentos lo que ha servido para que algunos escépticos hayan indicado que, sumadas, harían una cruz de kilómetros de longitud, aunque parecen desconocer que la cruz en la fue crucificado Nuestro Señor Jesucristo no era una miniatura, ya que el stipes o brazo de la cruz hincado en el suelo solía medir unos quince pies romanos, es decir 4,41 m. aproximadamente, mientras que el patibulum, o travesaño, medía ocho pies romanos, unos 2,35 m. (CARRERO, 1996, 258 y 318).
 
 

A este respecto no hay nada más que visitar alguna carpintería para saber de primera mano que de una viga de madera pueden salir cientos de miles de milimétricas astillas, sin que en la actualidad exista, ni muchísimo menos, tan crecido número de reliquias de la Vera Cruz, sobre todo con Auténtica, es decir, con el refrendo oficial de que han sido obtenidas de una reliquia mayor.
 
 

 
Nuestra cofradía ha logrado obtener un Lignum Crucis con su Auténtica en el año 2012. Será durante el Año de la Fe cuando (D.m.) por primera vez procesione por las calles de Andújar para reivindicar la fe del pueblo andujareño. Un sueño materializado que hunde sus raíces en la base misma de nuestra cofradía, que lleva ya casi seis siglos venerando la auténtica Cruz de Cristo, la Santa Cruz.... la Verdadera o Vera Cruz.    

 Bibliografía

 ALVAREZ MORO, Mª N.C. (1998): Historia y Arte en la Hermandad de la Vera Cruz de Sevilla, Sevilla.

CARRERO RODRÍGUEZ, J. (1996): Diccionario cofradiero, Sevilla.

CATTONI, A. (2010): “La verdadera historia del Titulus Crucis”, Pasión en Sevilla nº 23, pp. 20-22, Sevilla.

MORENO ALMENARA, M. (2008): “El Titulus Crucis, conocido popularmente como INRI”, Boletín de la Cofradía de la Vera Cruz de Moguer, 33-34, Moguer (Huelva).

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